Ante la situación de alarma que estamos viviendo en relación con el coronavirus, surgen una serie de reacciones psicológicas y emociones que, aunque son esperables, hemos de evitar que se conviertan en un fenómeno viral que dificulte la labor de combatir la enfermedad.
¿QUÉ ES NORMAL SENTIR?
Ante una situación desconocida y que interpretamos como potencialmente peligrosa, es normal sentir cierto grado de temor. El miedo es un sistema natural de alarma. Es una respuesta básica ante un peligro y nos indica la necesidad de actuar de forma inmediata y/o prestar atención. Se trata de una respuesta adaptativa que nos ha ayudado a lo largo de toda nuestra evolución. Gracias al miedo, nos mantenemos alerta y, además, ponemos en marcha con más eficacia acciones de lucha o de huida frente a los peligros. ¿Nos imaginamos un niño sin miedo…?
Sin embargo, cuando alcanza niveles excesivos o se presenta ante situaciones que no son peligrosas, se convierte en desadaptativo, nos bloquea y nos impide gestionar la situación eficazmente.
En estos días en los que no se puede hablar de otra cosa, en los que estamos sobre informados y en muchos casos mal informados, en los que hay noticias de personas que mueren o enferman, es normal sentir inseguridad y cierto grado de temor. Si lo gestionamos bien, va a ser un aliado para estar atentos y actuar con eficacia, ayudándonos a buscar alternativas que nos hagan estar mejor. Pero si es mal gestionado, podría causarnos más problemas que contraer la enfermedad.
No olvidemos que el miedo puede ser más contagioso que el propio virus. Si al temor de enfermar o morir le añadimos el de quedarnos sin alimentos, se activa más nuestro instinto básico de supervivencia y como los seres humanos no sabemos lidiar bien con la incertidumbre, una manera de controlar la situación es haciendo acopio de comida. Al hacer estas compras desmesuradas, se está transmitiendo el miedo y la ansiedad a otras personas, porque creen que se van a quedar sin nada y se produce un efecto dominó.
¿CÓMO DEBEMOS REACCIONAR?
Todo lo desconocido produce temor. Si la situación es importante para nosotros y la información es baja, es frecuente que se produzcan rumores y bulos de fácil y rápida propagación a través de las redes sociales.
Para que podamos gestionar bien el miedo ocasionado por la situación creada en torno al COVID-19, vamos a dar unos sencillos consejos:
1.Estar bien informados.
– Consultar páginas de información oficiales: Página web del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, de la Consejería de Salud y Familias y de la OMS. En estas páginas la información es veraz y dan explicaciones claras sobre los bulos.
– Evitar la sobreinformación. Estar todo el día con la tele puesta escuchando lo mismo o las noticias en el móvil puede crear mucha ansiedad. Por ello hay que limitar la información a un momento concreto del día. El resto ocuparse en otras actividades.
– En relación a los niños/as es muy importante contestar sus dudas y preocupaciones dando una explicación clara, veraz y adecuada a su edad, sin infundir miedo o temor y sin dar más explicaciones de las necesarias y sobre todo, no mentirles. Ayudarles a comprender mejor y a filtrar las informaciones que reciben por otros canales.
– Contrastar siempre la información que obtenemos, con las fuentes oficiales anteriormente mencionadas. No reenviar noticias que no hemos contrastado, ya que estaremos contribuyendo a la propagación de bulos y rumores.
2. Seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias
– Seguir únicamente las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Ellas nos indican las medidas más adecuadas para prevenir el contagio y cómo hemos de actuar en caso de haber contraído la enfermedad.
– Llamar a los teléfonos recomendados y no hacer consultas médicas superfluas para evitar el colapso de los dispositivos asistenciales.
– Confiar en la ciencia y en la experiencia de nuestro sistema sanitario.
3. Adoptar medidas razonables
– Tomar las precauciones necesarias, ni una más, para no incrementar nuestro miedo y el de quienes nos rodean, especialmente niños/as y personas mayores.
4. Comprar sólo lo que necesitemos, no hacer acopio de alimentos.
5. Establecer rutinas. Planificar el día dedicando un tiempo al trabajo o estudio, a las tareas de casa y al ocio. Mantener los horarios y hábitos familiares habituales, diferenciando entre horarios y rutinas de un día entre semana, de los fines de semana. El miedo se controla mucho mejor a través de nuestros comportamientos saludables que a través de las precauciones innecesarias. En lugar de preocuparse… ocuparse.
6. Realizar ejercicio físico. Existen canales de YouTube para hacer deporte en casa, adáptalo a tu forma física.
7. Utilizar el sentido del humor. El humor es una emoción que ayuda a mantener controlado el miedo.
8. Reconocer las emociones y aceptarlas. Si es necesario, compartirlas con las personas más cercanas.
9. Hacer actividades placenteras y agradables para las que no se suele tener tiempo.
10. Mantener la calma mediante la relajación, respiraciones profundas diafragmáticas, y centrando la atención en una tarea.
11. En caso de tener pensamientos alarmistas y/o pesimistas, conectar con la respiración, sentir entrar y salir el aire, su recorrido y cada vez que regresen esos pensamientos volver a prestar atención a la respiración, una y otra vez, sin juicios. No se trata de no tener pensamientos, sino de saberlos acompañar y soltar.
12. Acudir a un profesional de la psicología en caso de estrés extremo, tristeza u otras reacciones prolongadas. Las terapias psicológicas online son una alternativa interesante para las personas que permanecen aisladas.
Fuente: COP Álava