DROP

 

Detente, Respira, Observa y Prosigue.

Son muchos los momentos del día en los que ignoramos lo que sucede en nuestro interior. Darse tiempo para detenerse, respirar y observar lo que ocurre, incluyendo los pensamientos, las emociones y las sensaciones, ayuda a establecer contacto con la experiencia y a res­ponder más adecuadamente. Quizás se descubra entonces que los hombros están levan­tados, la mandíbula apretada o el cuerpo tenso; quizás sencillamente se sienta hambre o cansancio o que haya llegado el momento de recordarte la necesidad de regresar al presente.

Darte cuenta de cómo estás en este momento puede ayudarte a recuperar el equilibrio entre el cuerpo y la mente y también a reducir el estrés del día a día.

Si se vive esta situación desde el miedo y la desconfianza, el cerebro no va a ser eficaz para encontrar soluciones, pero si eres capaz de generar emociones agradables mejorarán todas las funciones cerebrales.

Te explico cómo realizar este ejercicio:

Deja lo que estés haciendo, siéntate y cierra los ojos respira tranquila y suavemente, dirigiendo tu atención hacia la punta de la nariz o el abdomen. Inspira dándote cuenta de que estás inspirando y espira dándote cuenta de que estás espirando.

Retira la atención de la respiración y pasa a obser­var tu cuerpo. Quizás descubras áreas que están tensas o es posible que tengas hambre o dolor… observa tus sensaciones físicas… Ahora haz lo mismo con tus pensamientos, ¿qué estoy pensando?, ¿cómo son mis pensamientos?… Y ahora observa tus emociones, ¿qué estoy sintiendo? ¿miedo?, ¿ansiedad?, ¿aburrimiento?…

 Por último, vuelve a prestar atención a tu respiración, de modo que incluya a tu cuerpo como un todo, su postura y expresión facial y prosigue con los que estabas haciendo.

Puedes practicar este ejercicio cuando te sientas tenso/a alterado/a… puedes hacerlo antes o después de ciertas actividades, por ejemplo antes de comer o programar para hacer un DROP varias veces al día y ver lo que sucede.

Todas las personas, de este modo, pueden convertirse en gestores activos de su salud y desarrollar la capacidad de experimentar cada momento, independiente­mente de lo difícil o intenso que sea, de manera más tranquila y equilibrada.