El reto de ser padres

Ser padres es una de las tareas más desafiantes y estresantes que existen y a la vez una de las más importantes. Son muchos los padres que cuando hablan de sus hijos dicen “con este niño no sé qué hacer”. Desde muy pequeños empiezan con las temibles pataletas, los padres se agotan intentando hacer que les obedezcan, los castigos no hacen mella…en definitiva, se sienten cansados, impotentes y en muchas ocasiones hasta culpables. Pero debemos saber que los problemas con los hijos no son el resultado de “malos” padres ni de “malos” hijos. En la mayoría de los casos son debidos a un enfoque inadecuado en el que juega un importante papel la individualidad de cada niño.

Los niños vienen al mundo indefensos física, social y emocionalmente. Han de aprender a ocuparse de su salud y seguridad, a tolerar las frustraciones, a compartir, a sentirse bien consigo mismos, a relacionarse  y a respetar las necesidades de los demás y todo esto requiere constancia y tiempo.

Para que un niño sea feliz es fundamental que se sienta seguro y protegido. Y este sentimiento de seguridad y protección aparecerá, si en casa existen normas y  límites y los padres son constantes y firmes en su cumplimiento. A pesar de que cada niño es único y que algunos  muestran desde el nacimiento un temperamento difícil, si su crianza y educación son satisfactorias, el niño aprenderá a respetar las normas y a conducirse de forma responsable. Para ello, necesitan mensajes claros sobre lo que se espera de ellos, sobre las normas a seguir  y son los padres tienen la oportunidad diaria de darles esta información, de enseñarles autocontrol y responsabilidad para que puedan valerse por sí mismos.

Un aspecto que no se debe olvidar a la hora de educar es el de la autoestima. Un niño que no se encuentra a gusto consigo mismo muestra su inconformidad a través del mal comportamiento. A menudo le cuesta saber qué le pasa y se equivoca; confunde los nervios con un dolor de barriga o la necesidad de caricias con el mal humor. Los niños necesitan amor, dedicación, tiempo, paciencia y seguridad, necesitan abrazos, sonrisas, palabras que les muestren nuestro afecto. Ellos se miran en el espejo de nuestras expectativas y  van formando su autoestima a través de las relaciones afectivas que mantienen con nosotros y el mundo que les rodea. Son los padres los que les hacen verse como una persona estúpida o inteligente, incompetente o competente, indigna de cariño o estimable… Sus expectativas sobre ellos, sus reacciones y palabras, pueden darles un voto de confianza o echar por tierra sus valores

Los padres cuentan con tres grandes poderes: la disciplina, la ternura y la comunicación En estos talleres se pretende a través de estos recursos educativos dotar a los padres de estrategias y habilidades para resolver los problemas cotidianos y conseguir que la tarea de educar sea más sencilla, haciendo que sus hijos lleguen a ser jóvenes y adultos seguros, responsables de sí mismos y de su propia felicidad.

Los niños no vienen con un manual de instrucciones, pero podemos aprender a mejorar la educación y la relación que mantenemos con ellos. Este es nuestro gran reto.

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María del Mar Fernández de Motta

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